Cuando entendemos el poder del pensamiento la apariencia queda relegada a un segundo plano.

El concepto de belleza suele ser la ramera del barrio, la que se abre de piernas ante las sociedades y sus caprichos de turno. El canon de belleza siempre está a sumercé de someterse al mejor postor, hoy en día el imperio del capitalismo digital. Actualmente vivimos en la tiranía de la imagen con su constante opresión marcada por estándares cada vez más confusos y ridículos, siendo estos dirigidos por las redes sociales que siembran pensamientos y necesidades que distorsionan el concepto de belleza.

A lo largo de la historia el canon de belleza ha sido subjetivo y cambiante según el contexto:

Los neanderthales basaban su belleza en pigmentos minerales y/o utilizaban collares para atraer posibles parejas.
Los egipcios tenían un canon de belleza basado en la armonía y simetría, pieles morenas, rasgos finos, ojos cafés. Foto: Nefertiti.
Los griegos revolucionaron con fibonacci y sus ideas de belleza basadas en matemática. La blancura de la piel era importante y un indicador de “pureza”
En tiempos del renacimiento era importante cuerpos redondeados, manos y pies finos, senos pequeños y firmes, tez banca y, labios rojos, cabello largo y rubio con ojos grandes y claros. Pintura: Simonetta Vespucci
En el Barroco, nació oficialmente la palabra maquillaje. El canon que regía eran los cuerpos más rellenos, caderas anchas y cintura estrecha, brazos redondeados y carnosos, piel blanca y pechos más llamativos Pintura: Girl with a book.
En la época victoriana lo que más llama la atención es el uso de los corsés para estrechar al máximo la cintura y realzar el busto y las caderas.
En los años 30 la tendencia era marcada por la lencería, la mujer va cobrando protagonismo poco a poco sin más. Foto: Elizabeth Taylor
En los 90s los cuerpos femeninos se van adelgazando y estilizando, y los pechos cada vez van cobrando más protagonismo y espacio en el cuerpo de las mujeres. Se exhiben bikinis y es necesario tener un cuerpo para. Foto: Pamela Anderson
En los 2000s una nueva generación de modelos esqueléticas nace, con estilos de vida insanos para cualquiera. Foto: Kate Moss

La era del Internet

La ventaja que tenían de las generaciones anteriores versus las actuales era que los medios de comunicación eran análogos y limitados, los bombardeos publicitarios se limitaban a la prensa o televisión que eran algo restrictivos. Hoy en día cualquier persona accede con su celular a toneladas de información que distorsionan la manera en que vemos y percibimos el mundo. Redes sociales como Instagram y Facebook ayudan a elevar los niveles de depresión en las personas y fomentan estándares extremadamente altos que derivan en problemas de autoimagen. Personas, tanto hombres como mujeres se someten cada vez más a cirugía plástica, rubro que ha aumentado año tras año para intentar cumplir con ese estándar.

Cada generación tiene sus propios problemas que resolver, sin embargo el exceso uso de las redes sociales dificulta una sana regulación sobre este tema. Los estándares cada vez son más elevados hacen que la mayoría deseen el cuerpo espectacular o esa vida llena de lujos que promueven los géneros urbanos que tanto han invadido nuestros espacios, cada canción está diseñada para fomentar esa necesidad que a grandes rasgos, no es una necesidad.

EL PODER DEL PENSAMIENTO

El pensamiento rompe fronteras, humaniza, da perspectiva, comprensión, permite la superación personal a través del autoconocimiento. El pensamiento es el arma perfecta para contrarrestar este maremoto de deseos innecesarios. El poder del pensamiento ha quebrado ideologías como el apartheid o la esclavitud, ha liberado pueblos de dictaduras y hasta ha prevenido guerras. Claro está que el pensamiento no se siembra solo, para esto es necesario fomentar la lectura y el pensamiento crítico. No se puede andar por la vida siendo dirigido por todo y todos, se debe poseer criterio propio.

En este 2022 es de vital importancia filtrar la información que se nos suministra para luego ser analizada, un ciudadano moderno y responsable consigo mismo y para con la sociedad buscará tener un grado de conocimientos apropiados para poder tener capacidad de decisión, dicho sea de paso: cualquier mortal puede acceder a esta información a través de internet.

El problema del internet no es en sí mismo el internet, sino el uso irresponsable que se le da. Hoy en día podemos acceder a millones de fuentes de información fidedigna, sin embargo la preferencia por las redes sociales hace de las generaciones modernas una manada de seguidores con bajo caudal intelectual.

Recomendación: Libro

Creo que es necesario concientizar y luego actuar. Concientizar para dimensionar el problema, poderlo comprender para crear una estrategia personal de como abordarlo. Actuar, porque es necesario tomar este tema con responsabilidad. Nuestras mentes son propensas a la subordinación y el único liberador es y será el pensamiento.