¿Cuánto de nosotros mismos nos pertenece? He notado que diferentes corrientes sociales nos afectan generación tras generación de forma perenne y repetitiva, en cada generación siempre existirá una moda por seguir y diferentes corrientes de pensamiento, valores, e ideales que suele cambiar de forma impredecible.
Lo que hoy se considera bueno quizá mañana sea una aberración o quizá sea algo socialmente aceptado. Con tanto cambio es difícil saber que es auténtico y que no, que es propio o ajeno.
Somos condicionantes y somos condicionados, sin saberlo. Los humanos vivimos sometidos a diferentes sistemas sociales que componen y engloban nuestra anatomía social universal.
Entorno primario: Se empieza por la matriz siendo este un entorno controlado por la madre, aquí se heredan genes y aspectos sicológicos gracias a las neuronas espejo, se sabe que la psíquica de la madre durante la gestación afecta al niño en sus primeros años.
Entorno secundario: Después crecemos y formamos parte del segundo sistema social más condicionante: La familia. Toda familia se compone de uno o dos jerarcas con diferente poder entre sí (el que tiene la última palabra, digamos), súbditos en caso de existir hijos, y los más rasos que serían los hermanos menores (si existen varios hijos, claro), y por supuesto los eméritos y respetados jerarcas jubilados que comúnmente llamamos abuelos siendo estos nuestro origen ancestral. En esta estructura social bastante típica se suelen transmitir la mayor cantidad de conocimientos “subjetivos” basados en conocimientos heredados por los jerarcas desde sus antiguas familias y basados en sus propias experiencias vividas. Entonces no es de extrañar que no me guste equis cosa a mí, ya que a mis jerarcas no les gustaba tampoco. El cliché de que le voy al equipo de futbol que mi “padre” ama, o ser perteneciente a una religión porque me formaron desde pequeño, elegir la nuera correcta para satisfacer cabalmente el concepto de mi madre, estudiar la carrera del futuro que mi padre cree que me dará buen empleo, y mil y un ejemplos más de condicionantes que puedo usar, son ejemplos de como somos condicionados por el entorno familiar.
Yo creo que el concepto de familia tiene aspectos muy positivos en nuestras vidas, desde un ordenamiento social que nos instruya con reglas (haciendo mención a la película Jonh Wick “Las reglas son aquello que nos separa de los animales”), así como transmisión de valores, el proteccionismo que ejerce ser parte de un grupo, la tradición, y no olvidar el patrimonio que se hereda como bienes materiales.
Sin embargo, no estoy de acuerdo con la imposición de creencias. Imponer ideas basadas en los miedos más profundos de los jerarcas/padres suele ser motivo de malformación de los hijos. Una cosa es evitar el riesgo y otra neutralizar la posibilidad de riesgo. De ahí que exista padres que eviten que sus hijos tomen agua de un grifo o acaricien un perro de la calle, miedos absurdos que la generación noventera no tuvimos ni en cuenta. Los padres actuales se quejan de la generación de cristal y no se han dado cuenta de que son sus principales fabricadores.
La oveja negra o “mal hijo” nace desde la no aceptación del padre o madre por las conductas de sus hijos y suele ser una respuesta de rebeldía a este sistema impuesto, esto genera rechazo de su entorno secundario y crea más brecha. Se suele evitar el diálogo y entendimiento, y se suplanta por imposición. Los que han vivido esto saben que por lo general siempre habrá rivalidad con sus progenitores, y suelen abordar la sociedad con puntos de vista propios.
Experimento social: Intenta cambiar el tono del cabello o algo en el comportamiento que los demás consideren “normal” y verás como habrá un efecto reactivo y expansivo en el entorno familiar. Se comportará como un virus: Saliendo del padre a madre (o viceversa) a través de comentarios, llegando a hermanos, primos, tíos, tías, sobrinos, sobrinas, abuelo, que se encargarán de expandir el mensaje y llegarán a alcanzar un grado de asombro máximo “viste que tal se tatuó, o se terminó con, o lo que sea” y serán las primeras chismosas del barrio.
Si llegaste a este punto: ¿Cuánto de ti es realmente tuyo, o simplemente heredado?
Entorno terciario: Escuela / Colegio. Cruzando la íntima frontera de nuestro hogar se encuentra el vecindario, sí; sin embargo, no se compara con una escuela o colegio. Una escuela o colegio suele ser un entorno bastante traumático para algunos y quizá no tanto para otros, pero todos se verán afectados por su peculiar sistema.
Aquí somos expuestos a múltiples personas que vienen desde sistemas familiares diversos, descubrimos personas de todo tipo y con características similares o nuevas. En este micro entorno encontramos un modelo a escala de lo que sería la civilización adulta: las diferentes competencias que existen en diversas, áreas como deportes, exámenes, ser más aplaudido por profesores, competir por la chica más linda, ser popular, modas, vanidades, ser trending, etc. En este punto se conocen los modelos de amigos, básicamente un grupo donde somos aceptados, como dicen, Dios los crea y ellos se juntan; se conoce el rechazo (burlas por ser diferentes), y bueno, en síntesis es un shot de realidad a pequeña escala.
Aquí se desarrollan una base de nuestra personalidad con la que se enfrentará el mundo real y muchas veces condicionadas por el entorno. En este entorno se crean los arquetipos básicos: La persona que era flaquita y luego se hace gorda, el gordo que se hace delgado. El escuálido que se hace un fortachón, la fea que se hace bonita, la bonita que se aburre de serlo, el que se casa y tiene una vida cuadrada, el popular que se vuelve un don nadie, el nerdo que luego se hace millonario, el feo que adquiere bienes para conseguir mujeres, etc, etc, etc… Parece que esos arquetipos son cortados con la misma tijera en cualquier institución académica, pero vuelvo a la pregunta raíz ¿cuánto de nosotros mismos nos pertenece? ¿O simplemente seguimos un patrón conductual?
Entorno cuaternario: Sociedad global. Lo bien conocido, lo que nos atañe día a día. Es el culmen del proceso social y donde jugamos el juego real. A este punto muchos se han rendido y han sido absorbidos por la masa de creencias y son amalgama con otros que piensan igual. Aquí se ha tirado la toalla y los sueños pasan a ser quejas, la superación personal pasa a ser frustración, la emoción a críticas. Se ha perdido la inocencia de entorno 1, la emoción de “descubrir” del entorno 2, se sufre los daños del entono 3, y se llegan con poca gasolina al entorno 4.
Aquellos que han tirado la toalla no se regeneran a sí mismos, se aburrieron, se traumaron. En este punto se casan con cualquiera que aparece en sus vidas prematuramente y esperan que su político favorito resuelva sus problemas. Le van a un equipo de futbol de sus padres y son fuertes consumidores del capitalismo, hacen las cosas por inercia. Ya son parte de un bloque, de un grafo, de una estadística. Malformados. Y vuelvo a preguntar: ¿Cuánto de todo lo que eres es tuyo? ¿Has tomado riesgos sin importar repercusiones? ¿Has hecho lo que realmente quieres hacer? ¿Has renunciado para emprender? ¿Has aprendido algo nuevo? ¿Has vuelto a iniciar? ¿Has buscado experiencias nuevas? ¿Tienes sueños nuevos? ¿Tienes anhelos? ¿Has mandado a la mierda a la persona que te ata a un pasado? ¿Has conocido personas nuevas? ¿Has adquirido un nuevo hobby?
En resumen: ¿Te estás regenerado?
Bendito sea la persona que nunca parará de expandir sus horizontes.