Un día te cansarás de la tensión que genera tener que demostrarle al mundo tu potencial, tus capacidades, destrezas, y logros. Liberado de esta carga se elimina el desgaste y la desfiguración autoimpuesta.
Alejado de este grillete social serás una nueva persona. Porque este peso nos deforma, nos convierte en personas vanas y vacías que buscan en cada cuál un posible competidor y enemigo. Instagram es la vitrina de la vanidad donde cada quién enseña al mundo el YO que desearía ser. Alto: no confundir la gordura con la hinchazón, Instagram es una fábrica paradigmática llena de mentiras colectivas.
No vinimos a competir, vinimos a vivir en una sana coexistencia.
Cuando seas libre de la tensión de “demostrar” y te alejes de la opresión de “pertenecer” entrarás en un nuevo vibe. Dejando atrás el peso de las competencias absurdas entenderás el concepto de felicidad y mejor aún, lo vivirás.
Alejado de esa mente megalómana de “soy mejor que” perderás tensión, ya nadie será un competidor sino un posible aliado. Fluirás en la existencia. Sin fricción caminarás por la vida plácido y sin prisa conectado a lo único que realmente importa: la existencia o Dios, sea el concepto que tengas.
Ya nadie será competidor, entrarás a una nueva versión empática que verá en cada quién su verdadera forma. Todos en el fondo buscamos una cosa: ser felices y muchas veces se confunde con ser aceptados. La felicidad es un estado de paz absoluta y no depende de las circunstancias ni de proyecciones materiales. Es un estado de equilibrio, pero al fluir libremente se entiende mejor. La tensión desgasta, así como la tensión de las cuerdas de las guitarras terminan por crear fisuras que desembocan en una cuerda rota, así las tensiones superficiales de una vida “perfecta” van fisurando nuestro yo creando deformaciones en nuestra personalidad y percepción de cómo debería ser el mundo.
Vinimos a este mundo a vivir y ser feliz, no a pertenecer y ser aceptados. Fluir, ese es el secreto de una buena vida.